sábado, 6 de febrero de 2010

La guia de los perplejos.

Guía de Perplejos es una obra filosófica por una de las autoridades judías más importantes, el Rabino Moshe Ben Maimon, mejor conocido como Maimónides o por la abreviatura hebrea RaMBaM (por lo general escrita "Rambam") y considerada su Magnum opus.

En Guía de perplejos encontramos todo su pensamiento filosófico y a continuación se expone un esquema de las ideas, que además muy probablemente influenciaron a Alfonso de la Torre en la Visión deleitable:

Maimónides distingue tres grupos de seres creados:


los minerales, las plantas y los seres vivos (incluyendo al hombre), compuestos de materia y forma perecederas.

Las esferas y las estrellas, en las cuales la forma es permanente.

Los seres dotados de forma, pero sin materia, como son los ángeles.

Admite la creación como un acto conforme a la esencia divina, el cual abarca todos los seres, no tiene otro fin que a sí mismo y por lo tanto su duración es ilimitada.

Prueba la existencia de Dios a partir de argumentos aristotélicos, y afirma su unidad e incorporeidad.

El alma es una en esencia, pero tiene cinco facultades: la fuerza vital, los sentidos, la imaginación, el apetito (pasiones y voluntad) y la razón (libertad y entendimiento).

El entendimiento es la facultad que caracteriza al hombre, pero las demás le son comunes con la mayor parte de los animales. Éste puede ser pasivo (entendimiento material que sufre la acción de la vida orgánica, es inseparable del cuerpo e individual) o activo (adquirido o comunicado, separado del cuerpo).
 
Habla del estado profético, constituido por una iluminación superior a lo que cada uno puede aspirar que produce el máximum de ciencia y dicha, entendiendo la profecía como una emanación de Dios que se extiende por medio del intelecto a la facultad racional y después sobre la facultad imaginativa.


El hombre es libre y la libertad es una función de la inteligencia, y este intelecto, como forma del alma humana, es inmortal porque no necesita del alma para sus operaciones, sino que entiende separado absolutamente del cuerpo.

La resurrección de los cuerpos se debe a la fe pero la razón no la puede demostrar aunque tampoco negar y la admite como un milagro compatible con la creación. El entendimiento constituye el verdadero fondo de nuestro ser, la parte inmortal del hombre y por eso el hombre debe encaminar todos sus actos a obtener la perfección suprema de esta facultad mediante el conocimiento de Dios; conocer y amar a Dios es el fin último de la vida. El hombre es libre y esta libertad, actuando como tal, puede por sus solas fuerzas realizar el bien desinteresadamente. En definitiva, Maimónides es para la tradición judía lo que Santo Tomás para la cristiana, que adaptó los cánones aristotélicos a las corrientes escolásticas.