jueves, 28 de enero de 2010

Dios en el Talmud.

La sabiduría a la que sólo tienen acceso los ángeles o sabios iluminados es una sabiduría limitada. De la Torá se dice que es la sabiduría de Dios y como tal es ilimitada. Así como Dios está en todas partes y en todas las cosas y al mismo tiempo trasciende enteramente todas las cosas, del mismo modo Su sabiduría debe ser igualmente accesible tanto para un niño de cinco años como para un gran erudito —siempre y cuando haya una mente para recibirla. Historias de dos hermanos que pelean, reglas acerca de la división de un artículo cuya propiedad está en disputa —son temas simples que cualquiera puede relatar. Y, sin embargo, la forma en que son tratados en la Torá, ustedes pueden hallar una fuente de sabiduría infinita.

Cuando los sabios comparan a la Torá con el agua1, explica Rabí Schneur Zalman de Liadi, tenían esa cualidad en mente: Así como el agua desciende desde el lugar más alto al más bajo sin cambiar, del mismo modo la Torá desciende de su lugar en los reinos superiores para investirse en asuntos mundanos y materiales, así cada persona puede comprenderla —sin ningún cambio esencial en esa sabiduría.

Considerándolo cuidadosamente, usted notará que Rabí Schneur Zalman está cambiando los paradigmas. Como usted señaló, decidir qué debe hacerse con una vestimenta reclamada por dos litigantes no es la muestra máxima de la sabiduría infinita de Dios. Creer eso es análogo a decir "el profesor es inteligente, sabe como comprar un par de zapatos". El genio del profesor debe ser hallado en sus soluciones a ecuaciones diferenciales, su diálogo con sus iguales o su última tesis. Comprar zapatos es algo que puede dejar para otros. Y es mucho más así con Dios —puesto que Su sabiduría misma es infinita.

Para descubrir la sabiduría de Dios en el Talmud no debemos examinar sólo el contenido del problema y su solución, sino también el proceso. El contenido (cartas de divorcio, vacas y burros, las señales de kashrut en los animales, etc.) son simplemente la vestimenta exterior en la cual una sabiduría más profunda está investida. La verdadera sabiduría se encuentra una vez que extrapolamos la orientación intelectual más allá de esas discusiones —no las enseñanzas sino la forma de pensamiento. En efecto, en su estudio del Talmud usted habrá notado que el enfoque de la Torá y de nuestros sabios al resolver esos temas, a menudo parece peculiar y aun ilógico. Sin embargo con una reflexión más profunda, se hace obvio que una forma diferente de inteligencia está oculta bajo la superficie.

Quizás el profesor puede hacer lo mismo. Quizás puede decir cuando ir de compras para emplear sus habilidades en, digamos, la teoría del juego, para comprar zapatos. En efecto, nosotros a menudo hacemos esto cuando empleamos un método llamado la parábola. La parábola es una historia simple que contiene una profunda sabiduría. Tanto si se trata de las fábulas de Esopo como de Rebelión en la Granja de Orwell, el punto de la parábola no es el contenido —ni los hábitos alimenticios de los lobos o las costumbres sociales de los cerdos —sino una idea que el autor eligió vestir en esos "ropajes" para comunicar una idea mucho más profunda.

De la misma manera, todas las halajot (leyes) del Talmud, del mismo modo que las historias del Tanaj (Biblia), son parábolas de Dios. La diferencia es que las parábolas humanas son fantasías. Cuando Dios crea una parábola, realmente ocurre en nuestro mundo. Después de todo, todo nuestro mundo no es sino un escenario para esas parábolas. Así son las mitzvot que hacemos. Así como las historias del Tanaj son cristalizaciones de la sabiduría de Dios, del mismo modo nuestras mitzvot son decretos de esa sabiduría en el reino físico. En el lenguaje del Tania, cuando hacemos una mitzvá estamos envueltos en la mente y el deseo de Dios. Otro ejemplo: Una vez trabajé en el campo de los multi medios y di una clase para re instrumentar los medios convencionales para los "nuevos medios". ¿Cómo tomar una película y transformarla en un juego interactivo? No pueden. Retrocedan hasta la mente del autor y comiencen de nuevo. Ustedes dicen "el autor escribió esta historia para expresar su sentido de lo que es el mundo y como actúa. Si queremos expresar esas mismas ideas en un juego, ¿cómo lo haría él?"

En verdad ninguno de esos ejemplos es satisfactorio, porque ambos pueden ser leídos como si dijeran que hay un contenido más profundo detrás del contenido. Estamos hablando de una distinción cualitativa entre el contenido y el proceso. Sin embargo hay otra forma de decir esto:

Las matemáticas usualmente se enseñan siguiendo un libro de texto. Digamos que un verdadero matemático, uno que genera brillantes nuevas ideas y aplicaciones en la materia, enseña al curso. Debe proveer las mismas fórmulas y principios. Pero ustedes no estarían aprendiendo matemáticas. Ustedes estarían aprendiendo como pensar como un matemático.

Similarmente, la Torá no es sólo "que piensa Dios" sino también "cómo pensar igual que Dios". Dios puede elegir pensar acerca de lo que desee pensar. El asunto no es el tema sino su tratamiento. Es por eso que el estudio de la Torá, a diferencia de los estudios académicos típicos, tiene más de proceso que de contenido. Más de "cómo llegar" y menos de "dónde llegar". A través de los tiempos muchas grandes mentes conocieron esta "forma de pensamiento" y cada una lo expresó en sus propios términos. En tiempos más recientes, Rabí Jaim Soloveitchik de Brisk redujo a muchos de los debates talmúdicos a un paradigma de sujeto/objeto. Rabí Iosef Rosen de Rogatchov demostró que muchos de los debates entre los sabios talmúdicos Abaie y Rava eran debates acerca de la naturaleza del tiempo — ¿Es una serie de puntos o un fluido continuo? Rabí Iosef Kevin demostró que la escuela de Hillel y la escuela de Shamai están realmente llevando a cabo un sólo debate a lo largo de todo el Talmud: ¿Qué tiene precedencia, lo potencial o lo real?

Aun así, esas expresiones son la vestimenta exterior. La vestimenta interior, como dijimos, es algo ilimitado con infinitas formas de expresión, algo que nunca vamos a poder poner en una caja de cristal y decir "¡Esto es!" ¿Quién puede decir que la comprensión de los Rabíes Soloveitchik, Rosen o Kevin de Dios no es más grande que la de un niño pequeño? Como dijo uno de mis maestros "Si has estudiado una sección del Talmud hasta que todo está en su lugar, suave y limpiamente —lo más cierto es que lo has estudiado mal. ¿Cómo es posible que la mente del Creador pueda acomodarse dentro de la mente de lo creado?" Cada comprensión es perfecta e imperfecta al mismo tiempo.

Lo principal es estudiar Talmud con un maestro que pueda abrir sus profundidades para usted, que lo haga formular las preguntas correctas y mirar por debajo de la superficie de cada respuesta. Y en todo momento tener en mente que usted no está jugando otro juego intelectual. Usted está jugando un juego sin final llamado "Pensemos como Dios". En efecto, el Tania dice, en el momento de estudiar su mente no está conociendo la voluntad y sabiduría de Dios —su mente se hace una con la de Él.

Tav.

Impresión - El sello de la Creación.


El Zohar declara: "la tav deja una impresión en el Anciano de Días". "El Anciano de Días", se refiere al sublime placer, innato en la "corona" (Voluntad - Deseo) de la Emanación Divina. La letra tav (se refiere aquí al "Reino del Infinito, Bendito sea El"), deja su impronta o cuño en el "Anciano de Días". Esa impresión es el secreto de la fé simple en la omnipresencia absoluta de Dios, la presencia del Infinito en lo finito, porque "no hay nada que se asemeje a El" (la conclusión de la cita del Zohar).

Esta fe se transmite como herencia de generación en generación, de mundo en mundo; maljut ("reino") del mundo superior conectado con keter ("corona") del mundo inmediato inferior. La tav, la letra final del alef-bet, corresponde a maljut ("reino"), el último poder Divino, el secreto de "Tu Reino es el Reino de todos los mundos". La impronta de la tav es el secreto del poder que conecta los mundos - generaciones.

La primera huella de la verdadera fé es la que fue grabada en el alma de nuestro primer padre, Abraham, "el primero de todos los creyentes". Este es el secreto de la adquisición de Abraham de la Cueva de Majpelá, el cementerio judío original, por cuatrocientos (el valor numérico de la tav) shekel, el secreto de nuestra herencia eterna de "cuatrocientos mundos de placer", rubricados con el sello de la fe simple. Las rúbrica de Dios (en la Creación) es la verdad (en hebreo emet, palabra formada con las letras finales de las tres últimas palabras del relato de la Creación: bara elokim la'asot", "...Dios creó para 'hacer'"). La última letra o rúbrica de la palabra misma emet (en hebreo "verdad"), o sea la rúbrica de la rúbrica de Dios, es la misma letra tav, la fe simple, que es la conclusión y culminación de las veintidós fuerzas - letras - que actúan en la Creación.

Las tres letras que componen la palabra emet, son el principio, la mitad y el final de las letras del alef-bet. La alef corresponde a la limitada percepción que tenemos de la paradoja Divina de la fuente infinita (donde las aguas superiores e inferiores, alegría y amargura, son absolutamente uno). De este conocimiento emana la mem, la fuente de la sabiduría Divina, el poder que aumenta eternamente en la penetración de los misterios de la Torá. "El fin último del conocimiento es el no saber", saber que no se sabe nada. La culminación del fluir de la sabiduría Divina en el alma (después de todo lo que se dijo y hizo) es la "majestuosa" revelación del infinito "tesoro-hogar" de la fe simple en la absoluta omnipresencia de Dios aquí abajo, que es innata en el alma de Israel. La culminación de la verdadera fe simple es el secreto de la "tav".

"Todo sigue a la rúbrica", es el secreto de la "luz que retorna" desde la tav hacia la alef, formando la palabra ta (tav alef), "celda". Alrededor del Santuario interior del Templo, se construyeron muchas "celdas" o "pequeñas cámaras"; estaban construidas sin ventanas, por lo que eran completamente oscuras en su interior. El jasidismo enseña que estas celdas revelan el nivel de "El puso Su lugar oculto en la oscuridad", la percepción de la fé simple llegando a la absolutamente "oscura" Esencia de Dios.

Por eso hemos explicado: "Torá es la impresión [la tav] de la Divinidad; Israel es la impresión [la tav] de la Torá". La Divinidad es percibida en principio a través de la meditación profunda en completo silencio (sumisión), el secreto del jash ("silencio") del jashmal. Entonces, a través de pasar una etapa intermedia de "circuncisión", viene una primera expresión del mal, (en hebreo "circuncisión"). Torá es el secreto de la separación entre maldad y bondad (circuncisión), cortar el prepucio (maldad).

Israel, la manifestación definitiva de la Palabra de Dios en la Torá ("Israel" es la sigla de la frase en hebreo "Hay seiscientas mil letras en la Torá"), corresponde al nivel final de "hablar", el "segundo" mal de jashmalmal. El hablar, la comunicación de la unicidad de Dios entre las almas, es el nivel definitivo del servicio Divino, "endulzando" la realidad toda como enseñó el Baal Shem Tov. La tav, que es la fé simple, es vista aquí como el poder de acuñar y vincular, ligando los aparentemente paradógicos extremos de servicio Divino: el absoluto silencio de la meditación con la amorosa comunicación entre las almas.

Shin.

La Llama Eterna.


La letra shin aparece en relieve en ambos lados del tefilín de la cabeza. En el lado derecho la shin aparece con tres cabezas, mientras que en el izquierdo lo hace con cuatro. En cabalá estudiamos que la shin de tres cabezas es la de este mundo, y la de cuatro es la del Mundo por Venir.

El secreto de la shin es "la llama [Revelación Divina] unida al carbón [Esencia Divina]". El carbón posee una llama invisible en su interior, que emerge y asciende desde su superficie cuando es encendido. Los tres niveles: carbón, llama interna y llama externa, corresponden al secreto de jash-mal-mal, como se explicará en la próxima letra, la tav.

Uno de los significados de la palabra shin en hebreo es shinui, "cambio". El carbón simboliza la esencia de lo cambiante, el secreto del versículo: "Yo soy Dios, Yo no he cambiado", denotando que en cuanto a la Esencia de Dios, no ocurrió ningún cambio en absoluto desde antes de la Creación hasta después de la Creación. La llama interna es la paradójica presencia latente del poder de cambio, dentro de lo inmutable. La llama exterior de la shin, está en un estado de movimiento y cambio continuos.

De acuerdo con el versículo antes citado, la esencia de lo inalterable es el secreto del Nombre Havaiá. El poder de cambio (como está presente de manera latente dentro de la Esencia de Dios antes de la Creación, y posteriormente revelado en lo infinitamente intrincado y bello de una llama en eterna danza), es el secreto del Nombre explícito de la Creación, Elokim, el único Nombre de Dios que aparece en plural. El valor numérico de la letra shin, 300, une estos dos Nombres Divinos como "la llama se une al carbón". En at'bash, el Nombre Havaiá se transforma en las letras mem-tzadik-pei-tzadik, cuyo total es 300. Las cinco letras de Elokim (alef-lamed-hei-iud-mem), cuando se escriben completas también dan un total de 300.

Las tres cabezas de la shin de este mundo se corresponden con tres niveles: lo inmutable, lo potencial y lo cambiante como se discutió arriba. En este mundo, lo inmutable es simbolizado sólo por el negro y oscuro carbón, no por la luz revelada de la llama, sin embargo, la permanencia de la llama depende de la esencia inalterable del carbón. En el Mundo por Venir, esta esencia inalterable se revelará también dentro de la llama. Esta revelación del futuro es el secreto de las cuatro cabezas de la letra shin.

En la llama de la vela se observan tres niveles de luz: "la luz oscura" alrededor de la mecha, la llama blanca que la abarca, y un aura amorfa alrededor de la llama blanca misma. Cada uno de estos tres niveles de luz revelada, manifiestan una dimensión contenida dentro de la llama invisible presente en el carbón. En general, la llama simboliza amor, como está dicho: "tan poderoso como la muerte es el amor... la llama de Dios". La luz oscura, corresponde al amor de Israel, almas investidas en cuerpos físicos. La luz blanca es el amor de la Torá. El aura corresponde al amor de Dios. Estas son las tres manifestaciones elementales de amor que enseñó el Baal Shem Tov. La cuarta cabeza de la shin del futuro - la revelación de la esencia del carbón mismo - corresponde al amor de la Tierra de Israel y, como enseñan nuestros sabios: "la Tierra de Israel se extenderá en el futuro para incorporar a todas las tierras del mundo".






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Reish.

Proceso - El Arte de la Depuración.


A pesar de que esta letra se encuentra cerca del final del alef-bet, su significado primario es "cabeza" o "comienzo". Hay cuatro "comienzos en el alef-bet (comparable a los cuatro Años Nuevos enumerados en el comienzo del tratado de Rosh HaShaná) relativo a cuatro diferentes categorías de fenómenos. El comienzo ordinal .es la letra alef. Fonéticamente, el vapor o la "materia" amorfa de la que se forma la pronunciación de cada letra, es el secreto de la letra hei. Según su escritura, cada letra comienza desde un punto, el secreto de la letra iud. En relación a su significado, o sea la inteligencia cognitiva o sabiduría, la reish significa "comienzo". Estas cuatro letras combinadas forman la palabra arié, "el león", el primero de los cuatro "animales sagrados" de la carroza Divina de Ezekiel. Otra combinación forma la palabra irá, "temor" o "miedo". "El principio de la sabiduría es el temor a Dios". Estudiamos en jasidismo, que la experiencia interior del alma que sirve como el recipiente para inspirar y contener siempre nuevos destellos de comprensión y sabiduría, es el bitul, la "autoanulación". Temor, el principio de la sabiduría, corresponde a la fuente de este estado del alma. El temor produce un "shock" en el ego, quebrando la tosquedad innata del corazón, esa grosería o egocentrismo que nos impide ser verdaderamente receptivos y perceptivos a la realidad exterior en general, y a la Esencia Divina de la realidad toda, en particular.

Las dos letras que forma la escritura completa de la letra reish son la iud y la shin, que juntas forman iesh, que significa "algo", identificado en general en jasidismo con la conciencia del ego y de ser una entidad separada e independiente - un "algo". Reish es la única letra "preñada" con este "contenido". Se estudia en jasidismo, que a pesar de que "algo" inferior", el "algo "creado" que parece estar totalmente separado de su Creador, y de la fuerza creativa que continuamente lo trae a la existencia, no obstante esa apariencia de ser "algo" separado, sirve en realidad para reflejar el Absoluto y "Verdadero Algo" que es el único y verdaderamente independiente, la "Causa de todas las causas".

Si profundizamos, vemos que la sabiduría Divina es la "nada" entre dos estados de "algo", cuyo propósito final es traer la conciencia del "Verdadero Algo" dentro de la experiencia del "algo inferior". Dentro del proceso de rectificación, el ego debe primero ser "sacudido" por el temor a Dios, el principio de la sabiduría, entonces la propia "materia" puede ser purificada y depurada con el fin de volverse un "espejo" adecuado para reflejar el Verdadero Algo. Este proceso de depuración, que depende de la sabiduría, y su principio, el temor, son expresados en el versículo: "Tu has hecho todo con sabiduría". La Torá se refiere a "hecho", como el proceso de rectificación y depuración. El Zohar parafrasea este versículo cuando dice: "Tu los has depurado a todos con sabiduría". El "arte de la depuración" es el "principio del final", las tres últimas letras del alef-bet son respectivamente el comienzo, el medio y el final del final. Así como la tzadik se conecta con la cuf en su escritura completa, así la reish "se dirige" hacia la shin, todas las depuraciones de la sabiduría ascienden a su Fuente Divina en la llama del amor de Dios y su pueblo Israel.

Cuf.

Omnipresencia - Redención de las Chispas Caídas


Dos letras, una reish y una zain, se combinan para formar la letra cuf. La zain hacia la izquierda, desciende por debajo de la línea, la reish hacia la derecha, sobrevuela encima ella. La paradógica unión simbolizada por los dos componentes de la cuf es el secreto de "No hay nadie sagrado como Dios". En general, la cuf está "parada" por kedushá, santidad. El nivel de santidad sin igual inherente a Dios, es expresado en las palabras del Zohar de esta manera: "El está aferrado en todos los mundos, por eso nadie lo puede aferrar a El". La zain descendente de la cuf simboliza Su estar aferrado o incluido en todos los mundos, permeando todos las esferas de la realidad "por debajo de la línea", es decir, mundos incompatibles con aquellos en los que se revela la Presencia de Dios. La reish, la trascendencia eterna de Dios, permanece "separada" y santa (en hebreo "santo" significa separado) en relación a Su inmanencia descendente.

El nombre de la letra tzadik, en su forma originaria de leerse, tzadi, se refiere a "cazar" las chispas caídas. La chispa santa, capturada por "debajo de la línea" en la materia física ("antimateria", en relación a aquella de los reinos espirituales) es el secreto de la siguiente letra, la cuf, con la que la tzadi se conecta para formar el nombre completo y rectificado - tzadik.

La tzadik es la decimooctava letra del alef-bet, la guematria de jai, "vivo" por lo que simboliza el poder de revivir las chispas caídas, representadas por la cuf. La cuf es la letra decimonovena, es el secreto de "Eva" (Java = 19; según la numeración ordinal de las letras, Adam equivale a 1 más 4 más 13 = 18 = jai), cuyo nombre también deriva de la raíz que significa "vida", como está dicho: "..y Adam llamó el nombre de su esposa Eva (Java) porque ella fue la madre de toda vida". Sin embargo está dicho de ella: "su pie desciende hasta la muerte", por el pecado primordial de comer (el "sentido" del tzadik, como ya se explicó) del Arbol del Conocimiento, ella fue en definitiva responsable de traer la muerte al mundo. Pero dentro del cuerpo "roto" (muerto), permanece oculta una chispa de vida, aguardando que el poder del tzadik, (jai, vida) dé nuevas fuerzas a su potencial de vida dormido y reviva el cuerpo al que pertenece.

Así como hay una oculta chispa interior de vida, un envolvente "vapor" relativamente trascendente está presente por encima de cada cadáver o cuerpo físico caído (muerto). (La palabra hebrea para "vapor" hevel, es también el nombre de Abel, el segundo hijo de Adán y Eva, que fue matado por su hermano mayor Cain. Hevel = 37 = 18 más 19.) Estos dos componentes de vida presentes dentro de un estado aparente de muerte, corresponde a las dos letras, la reish (el vapor que rodea) y la zain (la chispa oculta), que componen la letra cuf. Por esta razón, smboliza en particular la realidad de las chispas caídas, como también la paradoja de la omnipresencia simultánea de la trascendencia e inmanencia de Dios. La santidad innata de cada chispa, asegura su redención y elevación final por parte del tzadik (es decir las almas de Israel).

El significado más importante del número diecinueve en la Torá, es el ciclo de diecinueve años de la luna en relación con el sol, lo que constituye la base del calendario judío. La luna representa la figura femenina, el secreto de la sefirá de maljut ("reino"), personificado por Eva (Java = 19 como se dijo antes). El sol representa la figura masculina (el que brinda la luz, mientras que la luna recibe), y en particular la sefirá de iesod ("fundamento"; iesod = 80 = 8 · 10, jet veces iud = jai), personificado por Adán. Así como fue explicado en el secreto de la letra zain, "la mujer virtuosa" que es la "corona de su marido", cuando la letra cuf precede a la letra tzadik, se forma la palabra ketz, el "final" de los tiempos". Esto se insinúa en el versículo: "...El ha fijado un final [ketz] para la oscuridad". El "final", la llegada del Mashiaj y la subsecuente era de la resurreción, es la revelación definitiva de la gran luz y energía latente, presente dentro del secreto de la letra cuf.

Tzadik.

La Fé del Justo


"El tzadik vive en su fé". La forma de la letra tzadik o tzadi, se asemeja a la alef más que cualquier otra letra. Las veintidos letras del alef-bet se asocian de a dos, formando once "formas compañeras", según qué formas se asemejan más una a la otra, como se enseña en cabalá. La "amiga" de la alef, el Maestro del Universo, es la tzadik, "el justo" sobre el cual el mundo se sostiene, como está dicho: "El tzadik es el fundamento del mundo".

Con la letra tzadik comienza la palabra tzelem, la "imagen Divina" según la cual Dios creó el hombre. Se enseña en cabalá que la tzadik de tzelem corresponde a los tres niveles concientes del alma: mente, corazón y acción, mientras que las dos letras siguientes de tzelem (lamed y mem) corresponden a los dos niveles trascendentes del alma, "el viviente" (chaiá) y "el único" (iejidá), respectivamente, como se vió en la letra hei (tzadik en atbash). Estos dos niveles se vuelven concientes, como dos estados de fé en la percepción interna del tzadik: fé en la Luz Trascendente de Dios, la máxima fuente de creación, y en la misma Esencia de Dios, la máxima fuente de revelación de Torá y mitzvot. Por esta razón la palabra tzadik (204) equivale numéricamente a dos veces emuná (102), "fé". También en el versículo "el tzadik vive en su fé", la palabra "b'emunató", "en su fé", puede ser leído como "bet (2) emunató", "dos niveles de su fé". "Viviendo en la propia fé" significa experimentar la más inmensa alegría en el servicio de uno a Dios, como se explica en el Tania.

La palabra etz, "árbol" que fue creado en el tercer día, tiene la misma guematria de tzelem, 160, la "imagen Divina" con la que el hombre fue creado en el sexto día. "El hombre es el árbol del campo". En cabalá, el tercer día, tiferet ("belleza"), es el origen del sexto día, iesod ("fundamento"). Tiferet y iesod están integrados totalmente en el secreto de la "línea media" - "el cuerpo y el brit son considerados uno". En el Sefer Ietzirá se nos enseño que las doce letras simples dentro de las veintidos letras del alef-bet corresponden a los doce meses del año. También cada mes se relaciona en particular con un "sentido" específico del alma. La letra tzadik es la del mes de Shevat, cuyo "sentido" es el de "comer". El día quince (el medio) de Shevat, Tu b'Shevat, es el Año Nuevo de los Arboles. (la denominación rabínica para el árbol, "ilan", equivale a 91, la unión de las dos letras alef y tzadik, que es también la unión de los números 26 y 65 [(2 · 13) más (5 · 13) = 7 · 13 = 1 más 2 más … más 13 = el "triángulo" de 13], el valor del Nombre Havaiá como es escrito (iud-hei-vav-hei) y como es leído (alef-dalet-nun-iud).

El "rey de los árboles" es la palmera, de la que se dijo: "El tzadik florecerá como una palmera datilera". La raíz de "florecer" (peraj) equivale a 288, el secreto de las 288 chispas que cayeron, y que son elevadas por el servicio del tzadik en su conciencia Divina, mientras se ocupa del acto de comer. En cada una de sus actividades aparentemente mundanas del tzadik, el "conoce" (es decir contacta, como está explicado en el secreto de las dos letras anteriores, la ain y la pei) a Dios, como está dicho: "En todos tus caminos (mundanos) conócelo".

La escritura original de la letra tzadik es tzadi, que significa"cazar". El sagrado "sentido de comer", el "sentido" del tzadik, es la habilidad de cazar con la finalidad de redimir y elevar, las 288 chispas caídas de la ruptura de los recipientes, como se discutió anteriormente. "El tzadik come para satisfacción de su alma" es el versículo más relevante del secreto del servicio del mes de Shevat. Las chispas redimidas sirven para elevar la conciencia del alma del tzadik, a niveles más elevados aún de percepción Divina.






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Pei.

Comunicación: La Torá Oral.


La boca, la letra pei, sigue al ojo, la letra ain. Las cinco bondades y los cinco poderes de los ojos izquierdo y derecho referidos en la letra ain, son de hecho las manifestaciones duales de la sefirá de daat, - conocimiento -, como es enseñado en cabalá. Daat es el poder de unión y comunicación. La Providencia es el poder de daat como se revela a través de los ojos, mientras que el poder de daat como es revelado por la boca, el habla, es la forma más explícita de contacto y comunicación entre los individuos. Como está expresado en el versículo: "y Adam conoció a su esposa Eva", "conoció", el poder de daat, se relaciona con la unión física del marido y su esposa, por eso la forma idiomática "hablar" es usada por nuestros sabios al referirse a esa unión. Y así se nos enseña en el Zohar: "[el poder de] daat está oculto en la boca".

Daat como contacto a nivel de los ojos, es el secreto de la Torá escrita. Al leerla en el servicio de la sinagoga, el lector debe ver cada letra del Rollo de la Torá; algunas veces, se usa un "dedo de plata" para señalar y dirigir nuestra vista hacia cada palabra. El contacto a nivel de la boca es el secreto de la Torá Oral.

"No hay otro bien que la Torá". La pei es la decimoséptima letra del alef-bet, el valor numérico de la palabra hebrea tov, "bien" o "bueno", como se discutió en extenso en la letra tet. Las primeras palabras dichas por la "Boca" de Dios: "Y hágase la Luz", espontáneamente produjeron la luz como la conocemos, y a continuación fueron vistas por Sus "Ojos" como que "es bueno". La palabra "bueno", es la treinta y tres de la Torá, la suma de los valores ordinales de las dos letras ain y pei (33 = 16 más 17), lo que alude a la unión de los dos niveles de daat, contacto (el de los ojos, la Torá escrita, y el de la boca, la Torá Oral).

Se dice del pueblo de Israel: "Tú eres mi testigo, dice Dios" y "El testimonio de Dios está en tu interior". Con los ojos cerrados testificamos dos veces por día: "Escucha, Oh Israel, Dios es nuestro Dios, Dios es uno". La ain de la primera palabra, Shema, "escucha", y la dalet de la última, ejad, "uno", son escritas de mayor tamaño, y juntas forman la palabra ed, "testigo". El alma de cada judío es un "ojo"-testigo de la unidad esencial de Dios. En este mundo debemos cerrar nuestros ojos físicos, para revelar el ojo interior de Israel que contempla la Unidad Divina. Al proclamar verbalmente nuestro testimonio, unificamos los dos niveles de contacto, el del ojo y el de la boca.

El expresar sabiduría proviene del ojo interior del corazón y se dirige a la boca, como está dicho: "el corazón del sabio le comunica a su boca". Las palabras de sabiduría, cuando se expresan sincera y humildemente por la boca, encuentran favor y gracia a los ojos de Dios y el hombre, como está dicho: "las palabras de la boca del sabio encuentran favor". En el Sefer Ietzirá se nos enseña que la "ofrenda" para la boca santa es gracia. En el bien, ("No hay otro 'bien' que la Torá") están inherentes dos propiedades esenciales: verdad y gracia. Aunque cada dimensión de la Torá expresa una amalgama de ambas propiedades, sin embargo, en particular la verdad ( la "figura masculina", definida en principio por las sefirot de tiferet y iesod en cabalá) es la conciencia primordial de la Torá escrita, mientras que gracia (la "figura femenina" maljut) es la de la Torá Oral. De esta manera, el poder de la pei, la boca, es expresar la gracia de la Torá Oral.

Ain.

Providencia Divina


"Ella [la tierra de Israel] es la tierra que Dios tu Dios pretende; los ojos de Dios tu Dios están siempre [mirando] en ella, desde el principio del año hasta el fin del año". El ciclo anual, desde el principio al final ("el final incluido en el principio"), alude al "ciclo infinito", el secreto de la letra samej, como se explicó antes. La Providencia Divina, los "ojos" de Dios controlando el ciclo, es el secreto de la letra siguiente ain, que significa "ojo". Aunque la revelación primordial de la Providencia sobrenatural es en la Tierra de Israel, se le ordena al judío en exilio crear algo de la santidad existente en cada uno, en cada una de las escalas de la diáspora, reconociendo las Providencia Divina donde quiera que esté.

Al entrar a la Tierra de Israel, la segunda ciudad a ser conquistada por Ioshúa fue Ai, que se escribe ain-iud, forma abreviada de la ain (ain-iud-nun, donde la nun cae) "el Ojo". Jericó, la primera ciudad a ser conquistada, viene de la palabra hebrea reaj, el sentido del olfato. En el jasidismo se enseñó que el origen de este sentido es en keter, la sensibilidad supraconciente que dirige la motivación del Deseo o Voluntad. La palabra hebrea para la "tierra", eretz, deriva de la palabra ratzón, "deseo", como enseñan nuestros sabios: "¿Porqué es llamada eretz? Porque desea hacer la Voluntad de su Creador". La vista es el primer sentido conciente, correspondiente a la sefirá de jojmá, "sabiduría".

En la conquista de Jericó, Ajan - relacionado a la palabra ain [la caf de Ajan equivale a la guematria de la escritura completa de la iud (iud-vav-dalet) de ain, 20] - codició el botín prohibido. El trágico resultado fue la derrota inicial de Israel en la batalla de "el Ojo". Codiciar, es el defecto espiritual de la visión del ojo. Sólo cuando el pecado de la codicia fue rectificado, se entregó "el Ojo" al pueblo judío. Ante la derrota inicial, Ioshua cayó desesperado sobre su rostro, más Dios le ordenó: "Alza, santifica al pueblo.... Hay algo maldito en medio de ti, Israel; no te podrás imponer a tus enemigos hasta que no lo remuevas de tu seno". Se le dijo a Ioshúa "alza", aunque el pueblo no se podía "alzar". Esto alude al secreto de los dos círculos concéntricos de la letra samej: el círculo exterior y estático, que sostiene la caída de la nun, y el dinámico e interno, dirigido en definitiva por la Providencia Divina de la ain.

La escritura completa de la letra ain equivale a 130, o 5 veces 26, siendo 26 el valor numérico del Nombre Havaiá. En cabalá, este fenómeno se aprecia al entender que el ojo posee cinco poderes Divinos. El ojo derecho posee cinco estados de bondad, mientras que el izquierdo posee cinco estados de severidad o poder. En los salmos, encontramos dos versículos en relación a la Providencia de Dios sobre el hombre. Uno dice: "El Ojo de Dios está sobre el que es temeroso de El". El otro asevera: "Los Ojos de Dios están en los tzadikim". El atributo de temor a Dios, se refiere a la conciencia de la sefirá de maljut, "reino", asemejado a la mujer virtuosa: "la mujer temerosa de Dios, ella será alabada". Maljut está constituida y dirigida por los cinco "poderes", el secreto del ojo izquierdo de Dios. Por esta razón, en el primer versículo "Ojo" está en singular, refiriéndose sólo al ojo izquierdo. En la "figura masculina", correspondiente a los seis atributos emotivos del corazón, la Providencia refleja el balance entre las cinco bondades junto con los 5 poderes de Dios. Por eso en el segundo versículo, aparece la forma plural "ojos", en referencia a ambos Ojos de Dios.

Se enseña asiduamente en el jasidismo, que ese ojo en singular encierra una referencia oculta al "ojo siempre abierto" de keter, la supraconciencia. Aquí, el singular es el secreto de "todo es correcto", como está escrito "no hay lado izquierdo en el Anciano, todo es derecho". El temor a Dios, que es el recipiente del alma para contener y revelar este tan escondido y supremo nivel de Providencia, es el temor reverencial frente a la percepción de la Luz Trascendente de Dios, permeando cada punto de la realidad, como se enseñó en el secreto de la samej.

En el servicio Divino del alma, estos tres niveles de Providencia corresponden a las tres etapas de servicio: sumisión, separación, y dulcificación, como fue enseñado por el Baal Shem Tov. Todo esto lleva a su enseñanza fundamental y que incluye a todas, en relación a la "Providencia Divina particular". La experiencia inicial de que incluso la más minúscula de las acciones propias es observada y registrada Arriba, lo lleva a uno a un estado de sumisión y temor al Reino de los Cielos, cuyas Ley y Orden controlan el universo. Uno entonces experimenta cómo los Ojos de Dios observan y custodian amorosamente a cada uno de los hijos de Israel. Esto lo hace percibir la separación existencial entre lo sagrado y lo profano, lo justo y lo injusto, y a identificarse con el bien. Finalmente, uno experimenta el Ojo Infinito de Dios dirigiendo toda cosa creada hacia la definitiva realización de su cometido, llevando de esta manera a toda la Creación a consumar su Propósito Divino. De esta manera, este temor que sentimos, es en definitiva por enfrentarnos a la revelación del Amor Infinito de Dios hacia todo ("todo es correcto). Este es el secreto de endulzar.

Samej.

El Círculo infinito


La forma circular de la samej simboliza la fe fundamental reflejada en todos los niveles de la Torá y la realidad: "Su final está insertado en el comienzo, y el comienzo en su final". Esta comprensión y percepción de la unidad inherente entre comienzo y final, que al ser comprendida en profundidad implica ecuanimidad en todas las etapas del "ciclo infinito", es de hecho la manifestación de la Luz Trascendente de Dios (sovev kol almin), que abarca por igual cada punto de la realidad.

Esta Luz Trascendental presente en todo momento, se denomina "El es la igualdad e iguala lo pequeño y lo grande". En nuestro servicio a Dios, esto implica que en relación a los fenómenos del mundo, todas las cosas deben ser relacionadas y aceptadas en forma igual. Este es el atributo de ecuanimidad como fue enseñado por el Baal Shem Tov, en su interpretación del versículo: "Siempre puse [shiviti, de la raíz shavé, 'igual'] a Dios delante de mi". Mientras que en los niveles externos de conciencia, uno debe permanecer al margen de los eventos pasajeros del mundo; a niveles más profundos de conciencia, en relación a Almas y Divinidad, uno debe estar constantemente aspirando a lograr cada vez más altos niveles de apego y acercamiento a Dios, y realizar Su Voluntad en la Creación a través de Torá y mitzvot.

En jasidismo, se explica que el dicho de los sabios: "¿Quién es rico? El que está contento con su porción", se refiere sólo a las posesiones mundanas, mientras que en relación a asuntos espirituales, no debemos estar nunca satisfechos con nuestras adquisiciones presentes, sino pugnar por obtener más. No obstante, como nuestro afán tiene lugar dentro del contexto general de igualdad externa, también deviene como un círculo, un espiral, con un movimiento dinámico siempre ascendente. De esta manera, el círculo dinámico existe dentro de otro círculo estático. Este es el secreto de la frase de la visión de Ezekiel: "la rueda dentro de la rueda."

Como se mencionó en nuestra discusión de la letra nun, la samej, que significa "apoyar", es el poder Divino de apoyar y alzar al "caído". Dice un versículo: "ella ha caído y no se alzará, la virgen de Israel". En otro leemos: "Así como he caído, seguramente me levantaré". La primera estrofa puede ser entendida como referida al servicio del círculo externo estático, el atributo de ecuanimidad verdadera en relación con todo fenómeno mundano. Uno puede caer a un más "bajo nivel de energía" de la realidad física, siendo incapaz de elevarse a si mismo, y confiar totalmente en la benevolencia de que la Divina Providencia lo sostendrá. El segundo verso, implica una motivación interna y activa de levantarse, aunque dependa seguramente del soporte y la ayuda de la Divina Providencia, y puede ser entendido como el servicio del círculo dinámico e interno de la aspiración espiritual.

Como es el caso para dos círculos concéntricos, la base del círculo exterior desciende por debajo del círculo interno, aunque su porción superior es más alta que el del círculo interior. Esta es en si misma la manifestación definitiva de "el final" se inserta en el "comienzo". "El final" se refiere aquí al servicio del círculo externo. "El comienzo", se relaciona con el objetivo último del círculo interior, la revelación de abajo, en los Mundos, de la Esencia misma de Dios, presente en forma latente en la fe simple, inherente en el servicio mundano de ecuanimidad.

Nun.

El Mashiaj: Heredero del Trono


En arameo, nun significa "pez". La mem, las aguas del mar, es el medio natural de la nun.Ella "nada" en la mem, cubierta por las aguas del "mundo oculto", allí las criaturas no tienen conciencia de si mismos. Al contrario del pez, los animales terrestres que están expuestos sobre la faz de la tierra, sí tienen autoconciencia.

Las almas de Israel se dividen en dos categorías generales, simbolizadas por los peces y los animales terrestres. Los dos prototipos de estas categorías son el leviatán y las behemot. En el presente, estas dos categorías de almas corresponden a las dos tendencias innatas y atractivos para el alma, para las dos dimensiones de la Torá, una oculta y secreta y la otra legal y revelada. En el futuro, los dos prototipos de leviatan y behemot se unirán en la batalla, cada uno "matando" el ego del otro, para luego unirse juntos en verdadera unión. La "carne" de ambos será luego servida en el banquete de los tzadikim en el Mundo por Venir. Las almas de los tzadikim "consumen" la misma raíz de conciencia de nuestro presente nivel de alma, para integrarla ("digerir") a un totalmente nuevo y más elevado nivel de conciencia.

"Leviatán" equivale, según su guematria, a maljut, ("reino" 496). En cabalá, maljut en el mundo de Emanación Divina, es representado por el mar, cuya marea es controlada por el poder de la luna, por el símbolo del rey David (al ver la luna nueva decimos: "David el rey de Israel vive por siempre"). Cuando maljut desciende para dar vida a los mundos inferiores, está simbolizado por la tierra. Así, el leviatán es el símbolo de la Fuente Divina del "reino". En hebreo, nun significa "reino", y en particular el "heredero del trono".

La "nun" es la letra número catorce del alef-bet, que equivale numéricamente a "David", el progenitor del eterno Reino de Israel. El heredero de David es Mashiaj ben David, del que fue dicho: "Mientras el sol exista, su nombre va a mandar". Nuestros sabios nos enseñan que uno de los nombres del Mashiaj es Inon ("regirá"), que es análogo a nun. Mashiaj es conocido también como "el descarriado" o, literalmente, el "caído". Como aprenderemos en el secreto de la letra samej, la nun no aparece en el salmo 145, pero es sostenido por la trascendente misericordia de Dios, como está expresado en la siguiente letra samej. En general, la nun corresponde en la Torá a la imagen de caer. El alma misma del Mashiaj experimenta continuamente caídas y muerte; si no fuera por la siempre presente Mano de Dios que lo "atrapa", se podría estrellar contra el suelo y al destrozarse, morir. La conciencia de caer, es el reflejo de la falta de ego del pez en su acuático medio natural, cuando es forzado a revelarse en el suelo seco. Esta es como la experiencia de un tzadik oculto, cuando es forzado de Arriba a revelarse por el bien de Israel y el mundo. Encontramos esto ejemplificado en la vida y enseñanzas del Baal Shem Tov, y lo podemos extender a la vida del Mashiaj. Finalmente, el "destino" de Mashiaj y su generación es asumir el nivel de mar en la tierra, para experimentar, paradógicamente, la autoanulación de la propia conciencia, como está dicho en el versículo de Isaías con el que Maimónides concluye su Código de la Ley Judía (cuya sección final, "Las Leyes de Reyes", culmina con la descripción de la venida del Mashiaj): "porque la tierra estará llena del conocimiento de Dios, como las aguas cubren el mar".

Mem.

La Fuente de la Sabiduría


La mem, la letra del "agua" (maim), simboliza la fuente de la Sabiduría Divina de la Torá. Así como las aguas de una fuente material, (manantial), ascienden desde su desconocido origen subterráneo, (el secreto del abismo en el relato de la Creación) para revelarse sobre la tierra, también la fuente de la sabiduría expresa el poder de fluir desde su origen supraconciente. En la terminología de la cabalá, este flujo es desde keter ("corona") hacia jojmá ("sabiduría"). Esta corriente es simbolizada en Proverbios como "la corriente que fluye, la fuente de la sabiduría". En particular, se nos enseñó que hay trece canales de flujo, desde su origen supraconciente hasta el comienzo de la conciencia. Estos canales corresponden a los Trece Atributos de Misericordia revelados en el Monte Sinaí, como también a los trece principios de exégesis (interpretación) de la Torá, la (supraracional) "lógica de la Torá.

La mem es la decimotercera letra del alef-bet. En la cabalá, se nos enseña que "trece mem", como si fuera, aparecen en el "aire primordial", el "espacio exterior" en el que la letra lamed se eleva. Cada atributo de misericordia es de hecho una contracción de una relativamente Infinita sabiduría, ubicada a nivel de la supraconciencia ("aguas que no tienen fin"), para canalizar y revelar un destello de sabiduría en la "pantalla" de la conciencia. La sabiduría conciente atrae su foco de comprensión, primariamente desde ese atributo de misericordia, sobre el que se refiere la Torá como "El guarda benevolencia por miles de generaciones", las iniciales de estas palabras en hebreo, forman la palabra "corriente", "la primera palabra en la frase citada anteriormente: "la corriente que fluye, la fuente de la sabiduría". En atbash, mem se transforma en iud, el punto de sabiduría o comprensión revelada, la gota de agua que emerge de la fuente de la mem.

Las palabra "uno" (ejad) y "amor" (ahavá), equivalen ambas a trece, el secreto de la letra mem. La mem final cerrada, el origen de la fuente de la sabiduría conectada e incluida dentro de su subterráneo origen supraconciente, corresponde al secreto de ejad, "uno". La mem abierta, de la que surge el punto (iud) del entendimiento conciente, es la primera manifestación de amor (es decir, el deseo de aferrarse a otro) en el alma. La conección entre las dos fuentes de la mem, la fuente "cerrada" y la "abierta", se realiza a través del poder de los Trece Atributos Divinos de Misericordia. Este es el secreto del Nombre Esencial de Dios: Havaiá - el "Nombre de Misericordia". El valor numérico del nombre Havaiá es 26 = 2 veces 13, la unión de "uno" y "amor", el poder de atraer a la conciencia, la sabiduría de la Torá.






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Lamed.

Aspiración: Contemplación del Corazón


En las "Letras de Rabi Akiva", la escritura completa de la letra lamed (lamed-mem-dalet) es la sigla de la frase: "un corazón que entiende el conocimiento" (lev mevin daat). El valor numérico de esta frase, (608), equivale a "corazón" (32) veces "Eva" (19), es decir, "el corazón de Eva".

En su comentario de la historia del Jardín del Edén, el primer episodio del género humano, Rabi Avraham Ibn Ezra declara que Adán es el secreto del cerebro; Eva, el secreto del corazón; la serpiente, el secreto del hígado. En la cabalá y el jasidismo, estas correspondencias fundamentales son desarroladas y explicadas en profundidad.

Adán y Eva, hombre y mujer, son los prototipos espiritual de las fuerzas de dar y recibir. La unión marital y el dar del hombre a la mujer, se relaciona con el secreto del conocimiento, como está dicho: "Y Adán conoció a su esposa Eva". Por esta razón, son vistos a menudo como que representan al maestro y el alumno. El maestro contrae su intelecto en un punto (iud), para poder transmitir sus enseñánzas a su estudiante, mientras que el discípulo nulifica sus niveles previos de concepción, para ser un recipiente adecuado para las nuevas y maravillosas enseñanzas de su maestro.

En particular, la forma de la lamed representa la aspiración del alumno devoto de aprender de la boca de su maestro. El significado literal de la letra lamed es "aprender" (o "enseñar"). La semilla de la sabiduría, insinuada por la letra iud, desciende desde el cerebro (Adán) para impregnar completamente la conciencia del corazón (Eva). El corazón aspira (ascendentemente) a recibir este punto de comprensión desde el cerebro. Este es el secreto de la forma de la letra lamed, el corazón asciende con la aspiración de concebir y comprender ("entender conocimiento") el punto de sabiduría, la iud situada en el cénit de la letra lamed.

Nuestros sabios se refieren a la lamed como "una torre elevándose en el aire". Trescientas leyes se relacionan con el secreto de esta "torre voladora". En nuestro estudio de Torá, la "torre voladora" es la expresión de nuestro amor y devoción por el estudio de la Torá, nuestra aspiración de concebir su verdad interior, estirándonos por sobre la "barrera de la gravedad" de las preocupaciones de la tierra. Cuentan que el Baal Shem Tov solía poner la palma de su mano en el corazón de un chico judío, y lo bendecía que sea un "judío cálido". La palma, el poder de realizar un potencial, se vuelve manifiesto - a un nivel espiritual interior - en el "deseo [corona, keter] del corazón" de concebir y unirse con el Deseo de Dios, las enseñanzas de la Torá. La lamed, el corazón, aspira a ascender y conectarse con la iud de la Comprensión Divina. Esto es reflejado en la forma de la letra lamed, una caf conectándose hacia arriba con una iud. Este es también el secreto de la secuencia espiritual insinuada en las letras de la palabra keli, "recipiente" o "instrumento" (caf-lamed-iud): el poder de realizar un potencial (la palma [caf] del Baal Shem Tov), que se manifiesta en la aspiración del corazón [lamed] elevándose para concebir el secreto de la sabiduría Divina [iud]. En la Torá, el corazón simboliza el concepto primario de recipiente, el secreto de Eva.

Caf.

El Poder de Realizar el Potencial


Las dos letras de la escritura completa de la palabra caf, son las iniciales de dos palabras hebreas: coaj ("potencial") y poel ("real"). Así la caf alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. Dios debe crear el mundo continuamente; de lo contrario, la Creación dejaría de existir instantáneamente. Su potencial, es entonces actualizado a cada momento. Este concepto se conoce como "el poder de revelar el eterno potencial dentro de la realidad". En el jasidismo se nos enseña que esta debe ser la primera percepción al despertar. De momento que el significado literal de la letra caf es "palma" - el lugar del cuerpo donde se lleva a la práctica el potencial - esta percepción es reflejada en la costumbre de poner una palma sobre la otra al despertar, al recitar la plegaria de Modé Aní: "Te agradezco, Rey viviente y eterno, porque devolviste con misericordia mi alma dentro de mi; Grande es Tu fidelidad".

El poner una palma en la otra, es un acto y signo de subyugación, similar al acto de inclinarse frente a un rey. Cuando uno se inclina, nulifica totalmente la conciencia en presencia del Rey, al poner una palma en la otra, uno entra en un estado de súplica y plegaria al Rey, con el fin de revelar una nueva voluntad en Su corona suprema (deseo) hacia Sus súbditos.

Caf es también la raíz de la palabra kipá, (etimológicamente, la raíz de la palabra "cap" en inglés), el iarmulke o casquete. En relación a la creación del hombre está dicho: "Tu has puesto Tu Palma [caf] sobre mi". Nuestros sabios se refieren a Adán como "la generación de las Palmas [caf] del Santo, Sea El Bendecido". La conciencia de la presencia de las "Palmas" de Dios sobre la cabeza propia, en Su continua creación de nuestro ser, se convierte en la kipá en nuestra cabeza. Más elevado todavía, el mismo poder de llevar a los hechos un potencial, que se manifiesta en Sus Palmas, como si fuera, deriva en definitiva de Su corona (el poder de desear) por encima de Su cabeza, (es decir, Deseo "suprarracional").

Como verbo, caf significa "subyugar" o "doblegar". Nos fue dicho en el talmud, que en el tiempo de la entrega de la Torá en el Sinaí, "El suspendió la montaña sobre ellos como un barril". En el jasidismo está explicado que la motivación Divina manifestada con este acto, fue revelar un amor colosal por Israel. Tanto amor fue revelado con todas las tremendas revelaciones en el Sinaí, que el pueblo fue "forzado", como si fuera, a responder con la aceptación del yugo de los Cielos, por amor. La montaña parecía abrazar por la fuerza al pueblo. Este es el secreto de la caf, es lo "mucho" que se revela del "pequeño" punto de la iud.

Iud.

El Punto Infinito


La letra iud, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra tet. A continuación del tzimtzum inicial (la contracción de la Infinita Luz de Dios para hacer "lugar" a la Creación), quedó dentro del espacio vacío un punto potencial e individual o "impresión". El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro del Si Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra iud (iud-vav-dalet): "punto" (iud), "línea" (vav), "superficie" (dalet). Estas tres etapas corresponden en cabalá a: "punto (necudá), "espectro" (sefirá), "figura" (partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra iud, es el "pequeño que contiene mucho". "Mucho" se refiere al simple Infinito de Dios, escondido dentro del punto inicial de revelación, que se refleja como el potencial Infinito que tiene el punto, de desarrollarse y expresarse en todo el múltiple fenómeno finito de tiempo y espacio.

Antes del tzimtzum, el poder de limitación estaba oculto, latente dentro de la Infinita Esencia de Dios. A continuación del tzimtzum, se reveló este poder de limitación, y paradógicamente la Esencia Infinita de Dios, que originalmente "encubría" el poder de limitación, se volvió ahora El mismo oculto (no de verdad, sino desde nuestra limitada perspectiva humana) dentro del punto de la luz contraída.

Desde el interior de este punto de limitación, es revelado el secreto de las diez sefirot, los canales Divinos de luz, a través de los cuales Dios trae continuamente Su mundo a la existencia. Diez, el valor numérico de iud, es también el número de mandamientos (literalmente "declaraciones") revelados por Dios a Su Pueblo Israel en Sinaí. Todos los mandamientos, y de hecho cada letra de la Torá, tienen el poder de lo "pequeño que contiene mucho"; cada uno es un canal para la revelación de la Luz Infinita de Dios en la realidad finita.

Tet.

Introversión - El Bien Oculto


La tet es la letra inicial de la palabra tov, "bueno". La forma de la tet es "invertda", simbolizando el bien escondido, invertido - como está expresado en el Zohar: "su bien está oculto dentro de él". La forma de la letra jet simboliza la unión de la novia y el novio, consumada en la concepción. El secreto de la tet (que equivale numéricamente a nueve, los nueve meses del embarazo), es el poder de la madre de llevar su bien interior y oculto (el feto), durante el periodo de embarazo. El embarazo es el poder de llevar lo potencial a lo real. La revelación de una energía nueva y actual como la revelación del nacimiento, es el secreto de la letra siguiente del alef-bet, la iud. Ella revela el punto de la "Vida Esencial", el secreto de la concepción en la letra jet, preñada y cargada por la tet.

De los ocho sinónimos de "belleza" en hebreo, tov -"bueno"- alude al más íntimo, inverso y "modesto" estado de belleza. Este nivel de belleza, está personificado en la Torá por Rivka y Bat Sheva, quienes son descriptas como "muy bellas [buenas] de apariencia".

En el comienzo de la Creación, la aparición de la luz es denominada "buena" a los ojos de Dios: "Y Dios vió que la luz era buena". Nuestros sabios interpretan esto como: "bueno para que esté oculto, para dárselo a los tzadikim en la Tiempo Venidero". "¿Y donde El la ocultó? En la Torá, como está dicho: 'no hay otro bien que la Torá'". El Baal Shem Tov enseña que el " Tiempo Venidero" se refiere también a cada generación. Cada alma de Israel es un potencial tzadik (como está dicho: "y tu pueblo son todos tzadikim"), en conección con la luz buena oculta en la Torá. Cuanto más uno realiza su potencial de ser un tzadik, más bondad el revela del "útero" de la Torá".

En el primer versículo de la Torá: "En el comienzo Dios creó los cielos y la tierra", las letras iniciales de "los cielos y la tierra", son las letras del "Nombre oculto" de Dios en la Creación, (alef-hei-vav-hei), de acuerdo con la cabalá. El valor numérico de este nombre es diecisiete, el mismo que el de la palabra tov, "bueno". La palabra tzadik equivale a 12 veces 17 = 204, el valor total de las doce permutaciones de las cuatro letras del Nombre oculto. Los Tzadikim, que son llamados "bien", poseen el poder del Nombre oculto (derivado de "los cielos y la tierra"), la bondad oculta necesaria para unir los cielos y la tierra, y de esta manera revelar la luz interior y el propósito de la Creación. Así como la alef tiene el poder de conllevar opuestos, (el poder del firmamento de asociar las aguas superiores e inferiores), la tet posee el poder de unir los mundos de arriba y abajo, "cielos y tierra". El jasidismo explica que en el servicio del alma, este poder se manifiesta en el hombre cuando asume el estado de estar "en el mundo pero fuera del mundo" simultáneamente. Estar "en el mundo" significa estar completamente conciente de la realidad mundana, para rectificarla. Estar "fuera del mundo", significa estar completamente conciente de que en verdad "no hay otro fuera de El".

Encontramos otra conección entre luz y bien, en la historia del nacimiento de Moisés: "Y ella [Iojeved, la madre de Moisés] vió que él era bueno". Rashi cita al Midrash, el cual explica que en el nacimiento de Moisés, una gran luz llenó el cuarto. De acuerdo con la Masorá (tradición) antigua, la tet en la palabra tov ("bueno") de este versículo es más grande. Esto da idea del Absoluto Bien Divino confiado a Moisés, cuya misión en la vida fue cumplir la promesa de la redención de Egipto y la revelación de la Torá en el Sinaí. El exilio de Egipto es comparado a un útero, en el que Israel estuvo en estado de preñez latente por el lapso de doscientos diez años. En el Sinaí, se unieron cielo y tierra, como se discutió en la letra alef. De esta manera, la enseñanza global de la tet es que, por intermedio del servicio del alma, toda la realidad se "preña" con la bondad y belleza Infinita de Dios, y de esta manera brinda paz y armonía a los "cielos y la tierra".

Jet.

La Dinámica de la Vida, Correr y Retornar


"Jet" es la letra de la vida (jaim, de la raíz jaiá, cuya letra más importante es jet). Hemos explicado en jasidismo, que hay dos niveles de vida, "vida esencial" y "vida que vitaliza". Dios en si mismo, como si fuera, está en el estado de "Vida Esencial". Su poder creativo, que permea continuamente toda la realidad es "vida que vitaliza". También en el alma judía: la esencia de su raíz, por ser una con Dios, posee el estado de "vida esencial". Por el otro lado, el reflejo de la luz del alma que brilla abajo para dar vida al cuerpo, se experimenta físicamente a nivel de "vida que vitaliza". Este segundo nivel, que es la vida como la conocemos en general, se manifiesta como una pulsación, el secreto de "correr y retornar", "ratz vshuv".

De acuerdo con el Arí z"l", la letra jet está construida combinando las dos letras previas, vav y zain, con una fina línea a modo de puente, conocida como el jatoteret ("joroba"). La nueva luz que aparece con la unión de la vav -or iashar- y la zain -or jozer- es el secreto de "rondar" o "sobrevolar", a la manera de "tocar sin tocar". La imagen de "sobrevolar" aparece en el mismo comienzo de la Creación: "Y el espíritu de Dios sobrevuela por sobre las aguas". La palabra "sobrevuela" (merajefet) es la palabra número ochenta en la Torá. Es la primera palabra en la Torá que es numéricamente múltiplo de veintiseis, el valor del nombre Havaiá (merajefet = 728 = 26 times 28). Veintiocho es el valor numérico de coaj, "poder". Así, el secreto último implicado en el valor numérico de la palabra "sobrevolar", es "el poder de Dios". En cabalá, esta palabra es en particular, el secreto del poder Divino de redimir las 288 chispas caídas, que "murieron" en el proceso de "ruptura de los recipientes" (merajefet es una permutación de met rapaj, "288 han muerto"). Los sabios nos enseñan, que el "espíritu de Dios", se refiere aquí de hecho al alma del Mashiaj (que se permuta en shem jai, "el nombre viviente").


"Sobrevolando" está simbolizado en la Torá "como un águila que levanta su nido y sobrevuela sobre su cría", como fue enseñado por el Maguid de Mezeritch. Para no aplastar al nido y su cría, el águila sobrevuela sobre el nido mientras alimenta a sus pichones "tocando pero sin tocar". El águila aquí es una metáfora de Dios en relación con Sus hijos, Israel en particular y toda la Creación en general. Si Dios quisiera revelar completamente Su Absoluta Presencia o retirar Su poder de re-creación continua, el mundo cesaría de existir instantáneamente.

De esta manera, "sobrevolando" sobre la realidad de la Creación, Dios continuamente la nutre y sostiene, mientras que a la vez brinda a cada criatura, o en la terminología de la cabalá, a cada recipiente, la habilidad de crecer y desarrollarse "independientemente". La letra jet entonces, sugiere el delicado balance entre la revelación de la Presencia de Dios, (la vav de la jet) y el ocultamiento de Su poder creativo frente a Su Creación (la zain de la jet).

Este estado de "sobrevuelo", "tocando sin tocar", es el principio del fenómeno de "vida que vitaliza". Además, "tocando sin tocar" desde Arriba, refleja en si un "correr y retornar", en la pulsación interna de toda criatura viviente. "Y las criaturas vivientes [jaiot] corren y retornan como la aparición de un relámpago". No leas jaiot ("criaturas vivientes") sino jaiut, ("fuerza vital").

La jatoteret, esa delgada línea sublime que conecta los dos componentes o facetas de la "vida que vitaliza", es un tema en si misma. Está insinuada en: "Aquel que vive en la cima del mundo", que es Dios, "la Vida Esencial". En verdad, paradógicamente Su Esencia llena y sostiene toda la realidad creada, mientras simultáneamente "sobrevuela" por sobre el nivel de "sobrevolar" en si mismo, insondable y por encima de toda percepción humana.

Zain.

La Mujer Virtuosa


El Maguid de Mezeritch, el sucesor del Baal Shem Tov, enseña que el versículo "Una mujer virtuosa es la corona de su esposo" alude a la forma de la letra zain. La letra previa, la vav, representa el or iashar ("luz directa") de Dios que desciende al mundo. La zain, cuya forma es similar a la vav, pero con una corona en la parte superior, refleja el or iashar de la vav como or jozer ("luz que vuelve"). Or jozer asciende con tan tremenda fuerza, que llega a un estado de conciencia más elevado que el del punto original revelado del or iashar. Al llegar al reino supraconciente preliminar de keter (la "corona"), se amplía la percepción tanto a izquierda como a derecha. En verdad, "No hay izquierda en El Anciano [el nivel de keter], todo es derecha".

Esto significa que el temor a Dios (izquierda) es indistinguible, a este nivel preliminar del nivel supraconciente, de la otra manifestación más elevada: el amor a Dios (derecha), en cuanto a su naturaleza aferrandose a Dios. La experiencia de or jozer, subsecuente a la consumación del proceso creativo inherente en or iashar, la creación del hombre en el sexto día, es el secreto del séptimo día de la Creación, el Shabat. La "Reina" Shabat, que en general significa mujer en relación al hombre, "la mujer virtuosa, es la corona de su esposo", tiene el poder de revelar en su marido su propia corona supraconciente, la experiencia del sereno placer y la sublime voluntad innata en el día de Shabat.

"¿Quién es una buena (literalmente "kosher"] mujer? Aquella que hace la voluntad de su marido."El jasidismo explica que la palabra "hace", también significa "rectifica", como está dicho al finalizar el relato de la Creación, (el sello del séptimo día, Shabat): "el que Dios creó para hacer", "hacer" en el sentido de "rectificar" (esto implica que Dios nos dió la tarea de finalizar la rectificación de Su Creación), como explican los sabios. Así la "mujer kosher" es aquella que rectifica el deseo de su marido, elevándolo a este a nuevas percepciones de la esfera supraconciente interior del alma.

Vav.

Conexión


En el principio de la Creación, cuando la Luz infinita llenaba toda la realidad, Dios contrajo Su Luz para crear un espacio hueco vacío, como si fuera, que habría de ser el "lugar" necesario para la existencia de los mundos finitos. Hacia este vacío, Dios atrajo una línea individual de luz, figurativamente hablando, de la Fuente Infinita. Este rayo de luz, es el secreto de la letra vav. Aunque la línea es singular en apariencia, no obstante tiene dos dimensiones, una fuerza interna y otra externa, la cuales toman parte en el proceso de Creación, y en la interacción continua entre el poder creativo y la realidad creada.

La fuerza externa de la línea, es el poder de diferenciar y separar los varios aspectos de la realidad, estableciendo un orden jerárquico, arriba y abajo en la Creación. La fuerza interna de la línea, es el poder de revelar la inclusión interna inherente de los distintos aspectos de la realidad, uno en otro, asociándolos juntos en un todo orgánico. Esta propiedad de la letra vav, como se usa en hebreo, se conoce como vav hajibur, la vav de "conexión", que en castellano es "y". La primera vav de la Torá -"En el principio Dios creó los cielos y [vav] la tierra"-, sirve para asociar espíritu y materia, cielo y tierra, a lo largo de la Creación. Esta vav, que aparece en el principio de la sexta palabra de la Torá, es la letra número veintidós del versículo. Ella alude al poder de conectar e interrelacionar los veintidós poderes individuales de la Creación, las veintidós letras del alfabeto hebreo de la alef a la tav. (La palabra et [que aparece antes de las palabras "los" y "la" en este versículo, y se escribe alef-tav] es generalmente tomada como que representa todas las letras del alfabeto, desde la alef hasta la tav. Nuestros sabios interpretan la palabra "et" en este versículo, como incluyendo los distintos objetos de la Creación presentes entre el cielo y la tierra).

En hebreo bíblico, la letra vav tiene también la función de invertir el tiempo aparente de un verbo, a su opuesto, de pasado a futuro o de futuro a pasado (vav hahipuj). La primera aparición en la Torá, de este tipo de vav, es la vav con la que comienza la palabra número veintidós desde el comienzo de la Creación, "Y Dios dijo....". Este es el primer dicho explícito de los 10 dichos de la Creación: "Y Dios dijo [el verbo 'dijo' es invertido del tiempo futuro al pasado por la vav a el principio de la palabra -'Y']: 'Sea la luz' y fue la luz". El fenómeno de la luz quebrando la oscuridad del tzimtzum, la contracción primordial, es en si misma el secreto del tiempo, (el futuro transformándose en luz), que permea el espacio.

En el servicio Divino del judío, el poder de cambiar el pasado desde el futuro, es el secreto de la teshuvá ("arrepentimiento" y "retornar a Dios") por amor. A través de la teshuvá por temor, las transgresiones intencionales que uno cometió, se vuelven como errores, se endulza en cierta manera la severidad de las transgresiones pasadas, pero no cambian en forma completa. Sin embargo, cuando un judío retorna por amor, sus transgresiones deliberadas se transforman en méritos; de la toma de conciencia de la distancia que nos separa de Dios a causa de nuestras transgresiones, proviene la fuerza motivadora de retornar a Dios con una pasión aún mayor que la de aquel que nunca pecó.

Todo judío tiene una parte en el Mundo por Venir, como está dicho, "Y toda tu nación son 'tzadikim', por siempre ellos heredarán la tierra". El poder de la teshuvá de convertir completamente lo pasado en bien, es el poder de la vav de invertir el pasado en futuro. Esta transformación en si misma requiere, paradójicamente, atraer la luz desde el futuro hacia el pasado.


En el servicio Divino del hombre, traer el futuro hacia el pasado es el secreto de estudiar las enseñanzas internas de la Torá, el aspecto de la Torá que se relaciona con la revelación de la venida del Mashiaj. Rashi explica el verso del Cantar de los Cantares: "Que me bese con los besos de su boca, porque su amor es mejor que el vino", aludiendo a las dulces enseñanzas que se revelarán en los tiempos del Mashiaj. Cuando una persona estudia atentamente los secretos de la Torá, el actúa desde el futuro en el pasado, con el fin de fortalecerse y animarse a retornar en completa teshuvá de amor, y de esa manera convertir su pasado en futuro.

Hei.

Expresión - Pensamiento, Habla, y Acción


El nombre de la letra hei aparece en el versículo: "Tomen [hei] por ustedes mismos, semillas". "Tomen" (hei) expresa la revelación propia en el acto de dar de lo de uno a los demás. Dando a los demás en la forma de autoexpresión, es el regalo definitivo del ser. En el secreto de la letra guimel, el hombre rico da de si mismo al pobre en forma de caridad. La forma más elevada de caridad, es cuando el dador se oculta completamente del receptor para no avergonzarlo, como está dicho: "el obsequio encubierto doblega el enojo". Aquí, en el secreto de la letra hei, el regalo mismo es la relación y expresión del ser, bosquejando al receptor en la esencia del dador. Iosef, el que dice las palabras "tomen para ustedes semillas", corresponde a la sefirá de iesod, cuya función es expresarse en forma de dar semillas, como está explicado en cabalá. Cuando Iosef le dió por primera vez grano a sus hermanos, no lo podían reconocer, como la dalet en relación a la guimel. En su revelación a sus hermanos (y en consecuencia a todo Egipto), su entrega se volvió como la de la hei. En vez de grano, ahora el da semilla.

El alma posee tres medios de expresión, "vestimentas" en la terminología de la cabalá y el jasidismo: pensamiento, habla y acción. La vestimenta superior, el pensamiento, es la expresión del propio intelecto interior y las emociones hacia uno mismo. El proceso del intelecto y las emociones al volverse concientes al pensar, es similar al darse a si mismo (el esencial dominio inconciente del alma) a otro (el propio estado de conciencia). Las dos vestimentas inferiores, habla y acción, posibilitan expresarse a los demás. Las tres líneas con las que se compone la hei, corresponden a estas tres vestimentas: la línea superior horizontal, al pensamiento; la línea vertical derecha, al habla; y el pie suelto a la acción.

La línea horizontal simboliza un estado de ecuanimidad. El continuo y llano fluir del pensamiento, es la contemplación de cómo Dios se encuentra por igual en todo lugar y en cada cosa. En relación al prójimo judío, uno debe entender que cada uno de nosotros, posee un punto interior de bondad, y que todos los judíos son iguales en esencia. Esta comprensión, el plano elevado horizontal de la propia conciencia en relación a otro, configura el "escenario" de las relaciones personales para todo individuo.

El punto de origen de la palabra, la línea vertical derecha de la hei está conectada directamente con la línea del pensamiento, y luego desciende para expresar los pensamientos propios, y los sentimientos interiores hacia otros. La raíz de la palabra hablar, en hebreo es davar, que significa "liderazgo", como en la expresión "Hay un líder [dabar] en una generación, no dos líderes en una generación". Liderazgo implica jerarquía, posiciones relativas de arriba y abajo, y esto es representado por una línea vertical. El Rey, y del mismo modo todo líder, rige a través de su poder de hablar, como está dicho: "Con la palabra del Rey está Su soberanía".

La separación de la acción, el pie izquierdo desconectado de la hei, del pensamiento, que es la línea horizontal superior, refleja una profunda verdad acerca de la naturaleza de la acción. "Muchos son los pensamientos en el corazón del hombre, no obstante el consejo de Dios seguramente se alzará". El servidor de Dios experimenta la brecha entre sus pensamientos y sus actos. A menudo él es incapaz de llegar a entender sus intenciones interiores; en otros momentos es sorprendido por sucesos inesperados. En ambos casos siente la mano de Dios dirigiendo sus acciones. Esta brecha es la experiencia de la Nada Divina, la fuente de toda Creación, haciendo algo de la nada.

Llegamos ahora a la culminación de la secuencia representada por las tres letras guimel, dalet, y hei, el proceso de dar de uno mismo a otro. El obsequio, representado por el pie, el segmento desprendido de la hei, cuando se integra completamente con el receptor, se convierte en su propio poder de acción y entregar de si mismo a otros. Más todavía, él ahora entiende completamente que en definitiva, el efecto y potencia de sus actos son en verdad la acción de la Providencia Divina.

Dalet.

Autoanulación.


La dalet, el hombre pobre, recibe caridad del hombre rico, la guimel. La palabra dalet significa "puerta". La puerta ocupa el lugar de la abertura de la casa, representada por la bet. En el Zohar, dalet se lee como "que no tiene nada [d'leit] de si misma". Esto expresa la propiedad de la más inferior de las emanaciones divinas, la sefirá de maljut, "reino", que no tiene más luz que la que recibe de las sefirot superiores. En el servicio del hombre a Dios, la dalet caracteriza "shiflut," "humildad", la conciencia de no poseer nada propio.

Junto con la percepción del propio poder de libre albedrío, uno debe ser conciente de que El nos da el poder de llegar al éxito, y de no pensar, Dios lo prohiba, que los logros y talentos son "mi poder y la fortaleza de mi mano". Toda realización en este mundo, particularmente el cumplimiento de una mitzvá, el cumplimiento de la voluntad de Dios, depende de la ayuda Divina. Esto es especialmente cierto en la lucha del individuo con su inclinación al mal, tanto cuando se manifiesta como una pasión externa, ofreciendo una obstinada resistencia a aceptar el yugo Divino, como a través de la pereza, apatía y similares. Como enseñan nuestros sabios: "Si no fuera por la ayuda de Dios, él [hombre] no hubiera sido capaz de vencerla [a la inclinación al mal]".

El Talmud describe una situación, donde un hombre está cargando un objeto pesado, y otro hombre aparenta ayudarlo poniendo sus manos sobre la carga, con lo que en realidad el primer hombre soporta todo el peso. Podemos denominar al segundo hombre "un ayudante sólo aparente". Así somos nosotros, explica el Baal Shem Tov, en relación a Dios. En definitiva, toda nuestra fortaleza viene de lo Alto, el libre albedrío no es más que la expresión de nuestra voluntad de participar, como si fuera, en el acto Divino. Uno meramente pone las manos, sobre la carga transportada exclusivamente por Dios.

"Para Tí, Dios, es la bondad, para que Tú pagues al hombre de acuerdo con sus actos". El Baal Shem Tov observa: ¡El justo pago de acuerdo con los propios actos, no es un acto de bondad (jesed), sino más bien uno de juicio (din)! Él mismo contesta: "de acuerdo con los propios actos", puede ser leído "como si fuera que los actos son suyos". Así, la verdadera bondad de Dios es investir la recompensa "inmerecida" en una apariencia de "merecimiento", para no avergonzar al que la recibe. El nombre de Dios en este versículo es Adnut, cuyas letras en hebreo, en otro orden se leen diná, "juicio", que implica el aspecto de juicio por el cual la bondad de Dios (jesed) se expresa plenamente. El Zohar lee jesed como jas d'leit, "teniendo compasión [de] la dalet," es decir, el que no posee nada propio.

Con respecto a una persona arrogante, dice Dios: "Yo y él no podemos morar juntos". La puerta de la casa de Dios, sólo permite entrar a los humildes de espíritu. La puerta misma, la dalet, es la característica de humildad como se explicó anteriormente. La dalet es también la letra inicial de la palabra dirá, casa, "lugar donde se mora", como en la frase "morada [de Dios] abajo". De esta manera, el significado completo de la dalet es la puerta por la que el humilde ingresa a la realización de la morada de Dios en los mundos inferiores.

Guimel

Recompensa y Castigo


Nuestros Sabios enseñan que la guimel simboliza un rico corriendo detrás de un hombre pobre, la dalet, para darle caridad. La palabra guimel se deriva de la palabra guemul, que en hebreo significa tanto dar una recompensa como un castigo. En la Torá, la recompensa y el castigo tienen el mismo objetivo final, la rectificación del alma para que sea apta para recibir la luz de Dios en su completa expresión.

Recompensa y castigo, implica que el hombre es libre para elegir entre el bien y el mal. (La enseñanza de la guimel, en lo que se refiere al lado abierto de la bet, del cual nació, es explicado en la letra anterior). El Rambam (Maimónides), en particular, pone mucho hincapié en el libre albedrío, por ser fundamental para la fe judía. De acuerdo con el Rambam, el Mundo Venidero, el tiempo de la recompensa, es un mundo completamente espiritual de almas sin cuerpo. En este punto, el Ramban (Najmánides) no está de acuerdo y sostiene que de momento que existe la libertad de elección sólo en nuestro mundo físico, la rectificación definitiva de la realidad, la recompensa del Mundo por Venir, va a ser también en el mundo físico. La cabalá y el jasidismo sostienen esta opinión del Ramban.

Esto es lo que insinúa la pierna de la letra guimel, que representa el correr del hombre rico, para brindarle bondad al hombre pobre. Correr, más que cualquier otro acto físico, expresa el poder de voluntad y libre elección (la palabra hebrea de "correr", ratz, se relaciona con la palabra "voluntad", ratzón). Al correr, la pierna está firmemente en contacto con la tierra; a través de un acto de voluntad, el alma afecta directamente la realidad física. La recompensa final, que es la revelación definitiva de la luz Esencia de Dios, será entonces otorgada por derecho propio al alma, justamente en el mismo contexto del de su misión en la vida, el mundo físico. Dice la Torá: "En este día [en este mundo] para hacerlas [las mitzvot]", de lo que los sabios infieren: "mañana [en el Mundo Venidero] para recibir su recompensa". Sólo "hoy" tenemos la oportunidad de elegir entre el bien y el mal. Y de esta manera, de acuerdo con nuestra elección, nosotros mismos definimos la recompensa y el castigo de "mañana".

Así como la maldad es un fenómeno finito, así es castigada. No es así con el bien y su recompensa, que son verdaderamente infinitos. La guimel de "hoy" es el secreto de "mejor una hora de teshuvá y buenas acciones en este mundo, que toda la vida del mundo por venir.

Bet.

Propósito: Una morada aquí abajo para Dios


La letra bet, primera de la palabra "casa", se refiere a la casa de Dios: "Mi casa será llamada Casa de Oración para todos los pueblos". Consta en el Midrash que la Motivación Divina para la Creación, fue que el Santo, Bendito Sea, deseó tener una morada en la realidad inferior. El cumplimiento de este deseo, comienza con la creación del hombre, un alma Divina investida en un cuerpo físico, y prosigue con la multiplicación del hombre, la "conquista" completa del mundo para convertirlo en el reino de Dios.

La Torá empieza la descripción detallada del Tabernáculo y sus utensilios, con la declaración de su propósito final: "Y me construirán un Templo y moraré en ellos". No dice "en él", explican los sabios, sino "en ellos", en cada uno y uno de los judíos. "Morar en ellos" es en esencia la revelación de Divinidad en el pueblo de Israel, siempre presente, pero a veces "ensombrecida", como en el tiempo del exilio y la destrucción del Templo. La santidad innata del pueblo de Israel, causa que la Tierra Santa se expanda y eventualmente abarque toda la tierra (la realidad inferior), como está dicho: "la tierra de Israel, se extenderá a todas las tierras del mundo".

Bet (bet-iud-tav) equivale numéricamente a la palabra "taavá", que significa "deseo" o "pasión" (412). En general, "taavá" connota una cualidad humana negativa, sin embargo, en muchos lugares denota la pasión positiva del tzadik, el hombre justo. Un pasaje de Proverbios declara: "El va a satisfacer la pasión del tzadik", y otro dice: "las pasiones de los tzadikim son sólo buenas". La "taavá" de Dios, el "Tzadik del mundo", está totalmente por encima de la razón y la lógica. En este nivel, no se puede preguntar "porqué". Como fue expresado por rabi Shneur Zalman de Liadi: "Sobre la pasión, no puede haber preguntas". Como Dios es la esencia del bien, entonces Su pasión es "sólo bien".

"¿Con quiénes se aconsejó el Santo, Bendito Sea, si crear o no el mundo? Con las almas de los tzadikim". La expresión "las almas de los tzadikim", alude a todas las almas judías, como está dicho: "Todo tu pueblo son tzadikim". El apelativo que se le da a Dios, como el "Tzadik del mundo", se refiere al origen y unidad absoluta de las almas judías en Su Misma Esencia. Cuando el alma desciende para ser investida en la conciencia y experiencia finita de un cuerpo aparentemente mundano, su tarea es llegar a ser el tzadik como una verdadera emulación de su Fuente, el "Tzadik de Arriba". Esto se logra con el refinamiento y purificación de la pasión, taavá, que es volverse "sólo bien".

El "Tzadik de Arriba" mora en la Casa construida para El por el tzadik de abajo. Aquí, la pasión más profunda del Creador llega a su consumación. La bet grande, la primera letra de la Torá y el comienzo de la Creación, expresa su propósito final, como está dicho: "Lo último en la acción, es lo primero en el pensamiento". En la primera palabra de la Torá, Bereshit, las tres letras "auxiliares", (el prefijo bet y las dos letras finales, iud y tav), se leen bait, "casa" (equivalente a la escritura completa de la letra bet). La raíz de "bereshit", rosh, significa "cabeza". Entonces, la permutación más "natural" de bereshit se lee: rosh bait, "La cabeza de la casa". Una permutación de las letras de la palabra rosh es osher, "bienaventuranza". Cuando el tzadik conduce a Dios, la "Cabeza", a Su Casa, se convierte en una casa de verdadera y eterna felicidad.

El descender de la "Cabeza" para morar en Su "Casa" abajo, en verdadera felicidad, es el secreto de la brajá, "bendición", que comienza con la letra bet. Nuestros sabios enseñan que la "gran bet", inicia la Creación en particular y la Torá como un todo, con el poder de bendecir. Dios bendice Su Creación, la cual creó con el atributo de bondad, el atributo de Abraham, como se explicará en la letra hei. Abraham, la primer alma judía, es encomendado con el poder Divino de bendecir, la "gran bet" de la Creación, como está dicho: "Y tu serás [aquel que otorga] bendición". Posteriormente, en el tiempo de su circuncisión, se le otorgó la "pequeña hei" de la Creación, el poder de atraer hacia abajo y manifestar la bendición Divina de felicidad en los detalles más pequeños de la realidad.

La bendición sacerdotal está compuesta por tres versículos. El número de palabras es sucesivamente 3,5 y 7, con diferencias iguales de dos (bet). El número de letras aumenta según el orden: 15, 20, 25, con diferencias iguales de cinco (hei). Las palabras representan la conciencia general o amplia, mientras que las letras representan la conciencia particular o pequeña. El poder de bendición "completo" es el de la bet, como está dicho: "...Y colmados con la bendición de Dios". El poder de traer abajo la bendición a los pequeños detalles de la realidad es el de la hei.

Este servicio de Abraham, y de todos los judíos a partir de él, lleva al cumplimiento de la intención final de la Creación: la realización del poder de bendición de Israel, que el dominio del Rey (la "Cabeza de la Casa"), se extienda para abarcar toda la realidad, y de esta manera brindar verdadera felicidad a todos.

Alef.

La Paradoja: Dios y Hombre

La alef está formada por dos iud, una en la parte superior derecha, y la otra en la inferior izquierda, unidas por una vav en diagonal. Esto representa las aguas superiores e inferiores con el firmamento entre ellos, como fue enseñado por el Arí z"l ("rabi Itzjak Luria, de bendita memoria", quien recibió y reveló nuevos conocimientos de la antigua sabiduría cabalística).

El agua, es mencionada por primera vez en la Torá, en el relato del primer día de la Creación: "Y el espíritu de Dios merodea por sobre la superficie de las aguas". En ese momento, las aguas superiores e inferiores eran indistinguibles; su estado es llamado como "agua en el agua". En el segundo día de la Creación, Dios separó las dos aguas "extendiendo" el firmamento entre ellas. En el servicio del alma, como enseña el jasidismo, el agua superior es agua de alegría, la experiencia de estar cercano a Dios, mientras que el agua inferior es agua de amargura, la experiencia de estar lejano de Dios.

En la filosofía judía, las dos propiedades intrínsecas del agua son "húmedo" y "frío". El agua superior es "húmeda", asociado con el sentimiento de unidad con la "exaltación de Dios"; mientras que el agua inferior es "fría", con el sentimiento de separación, la frustración de experimentar la inherente "soledad del hombre". El servicio Divino, como enseña el jasidismo, enfatiza que de hecho, la conciencia primaria de ambas aguas es el sentido de Divinidad, cada una según su perspectiva: según las aguas superiores, cuanto mayor es la "exaltación de Dios", más grande es la unidad de todo en Su Ser Absoluto; según la perspectiva de la segunda, a mayor "exaltación de Dios", mayor es el abismo existencial que separa la realidad de Dios y la del individuo, y de aquí la inherente "soledad del hombre".

El Talmud nos cuenta acerca de cuatro sabios que entraron al "pardés", el místico huerto de elevación espiritual, sólo alcanzado a través de intensa meditación y contemplación cabalística. El más grande de ellos, rabi Akiva, les dijo a los otros antes de entrar: "Cuando vuelvan del lugar de la piedra de mármol pura, no pidan 'agua, agua', porque está dicho: 'Aquel que habla falsedades, no se parará ante mis ojos'". El Arí z"l explica que el sitio de la "piedra de mármol pura", es donde se unen las aguas superiores e inferiores. Aquí no se puede suplicar 'agua, agua', ya que es como si dividiera las aguas superiores e inferiores. "El lugar de la piedra de mármol pura" es el sitio de la verdad, el poder Divino de soportar dos opuestos en forma simultánea, y en las palabras de Rabi Shalom ben Adret: "la paradoja de las paradojas". Aquí, "la exaltación de Dios" y Su "proximidad" con el hombre, se une con la "soledad del hombre" y su "distancia" de Dios.

La Torá comienza con la letra bet: "Bereishit (en el principio) Dios creó los cielos y la tierra". Los Diez Mandamientos, la revelación Divina al pueblo judío en el Sinaí, comienza con la letra alef: "Anoji [Yo] soy Dios tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud". El Midrash afirma que la "Suprema Realidad" se apartó de la "realidad inferior", porque Dios decretó que ni la Realidad Superior va a descender, ni la inferior va a ascender. Al entregar la Torá, Dios anuló Su decreto, Él Mismo fue el primero en descender, como está escrito: "Y Dios bajó sobre el Monte Sinaí". Por otro lado, la realidad inferior ascendió: "Y Moisés se acercó a la nube...". La unión de la "realidad superior", la iud de arriba, con la "realidad Inferior", la iud de abajo, por intermedio de la conexión de la vav que es la Torá, es el secreto último de la Torá.